Docentes y burnout, otro efecto de la pandemia

Docentes y burnout, otro efecto de la pandemia

A nueve meses del aislamiento en casa, otro más de los efectos a docentes, directivos y familias, es el burnout, que se traduce en el sentimiento de estar agotado.

La escritora y periodista Anne Helen Petersen describe el burnout como algo más allá de agotamiento físico o psicológico, es un sentimiento de estar exhausto de la vida misma pero a pesar de ese agotamiento, seguir adelante sin descansar.

Una de las características del burnout − también conocido como “síndrome del trabajador quemado” o “síndrome de desgaste profesional”− es no tener sensación de logro al terminar algo estresante como un examen final o proyecto importante en el trabajo. Es estar constantemente buscando obtener esa sensación de logro sin poder alcanzarla; ya sea por ansiedad, carga de trabajo o distracciones. Los efectos que suelen acompañar este síndrome son: ansiedad, insomnio, conflictos interpersonales, bajo desempeño laboral, menor creatividad, renuncias y enfermedades.

Josh Cohen, psicoanalista especializado en burnout, lo describe de la siguiente manera: “Te sientes burnout cuando has agotado todos tus recursos internos, pero no puedes liberarte de la compulsión nerviosa de seguir adelante”.

Aunque se considera el burnout como una condición que afecta principalmente a los Millennials, el síndrome no es nuevo. El burnout fue diagnosticado por primera vez en 1974 por el psicólogo Herbert Freudenberger.

Según la periodista Petersen, “parte de la razón por la que las personas trabajan todo el tiempo es que les aterroriza lo que sucedería si no lo hicieran. Y lo que les aterroriza es la precariedad, no tener ningún tipo de respaldo ni ningún tipo de red de seguridad”.

Burnout en los docentes: el problema de estar siempre presentes

Ser docente durante una pandemia, con las escuelas cerradas indefinidamente, no es tarea sencilla. No solamente tuvieron que adaptarse al aprendizaje remoto de emergencia al inicio de la pandemia, sino que con el alargamiento de la cuarentena ahora deben ser flexibles y estar disponibles en línea siempre.

Una maestra de segundo grado en Nueva Jersey, Estados Unidos, comparte su experiencia: su día comienza por la mañana enviando videos de buenos días a todos sus alumnos y acaba la jornada laboral a las diez de la noche, momento que utiliza para contestar llamadas de madres y padres de familia que trabajan durante el día, y hasta esa hora pueden buscarla para resolver sus dudas.

Todos sabemos que casos como el de esta profesora se están replicando por miles en muchos países. Lo que sucede es que al estar en sus casas todo el día impartiendo las clases en línea, muchos padres o administrativos tienen la expectativa de que los docentes no tienen razón para no estar disponibles para ayudar a sus alumnos, madres o directivos; y aunque estar disponible durante todo el día es admirable, es necesario que las maestras y maestros puedan tomarse el tiempo para cuidarse a sí mismos.

Otro punto importante es que se espera que los docentes se transformen en expertos en educación a distancia de la noche a la mañana, lo que resulta en agotamiento físico, mental y emocional. El alejamiento físico con sus estudiantes también puede desatar ansiedad e impotencia al no saber cómo están y no poder ayudarlos. Esto provoca que los docentes busquen estar siempre disponibles para sus alumnos, contestando correos o llamadas hasta altas horas de la noche.

Definitivamente la cercanía del profesor con sus alumnos es importante para el desempeño académico, sin embargo, el conjunto de todas estas actitudes, sentimientos y actividades de la forma en que lo estamos viviendo ahora por el distanciamiento social; provocan burnout o estrés crónico, pudiendo resultar en docentes menos motivados, menos comprometidos, y en el peor de los casos, los puede llevar a abandonar la profesión.

En todos estos aspectos, los profesores y directivos de escuelas privadas pueden sentir aún más la presión, pues los padres esperan los mismos resultados y calidad en la enseñanza a cambio de las cuotas escolares.

¿Cómo evitar el burnout en la docencia?

El Yale Center for Emotional Intelligence junto con el Collaborative for Social Emotional and Academic Learning, detectaron dos posibles factores que ayudan a proteger el bienestar emocional del maestro y evitar que sufran de burnout o ansiedad.

  • Los docentes deben ser más abiertos con sus emociones. Muchas veces reportan mayor satisfacción laboral y menor ansiedad o agotamiento del que realmente tienen, por lo que sus líderes no detectan algún problema ni les brindan el apoyo que necesitan. Aprender a nombrar y expresar sus emociones con precisión, ayuda a comprender sus causas y consecuencias, lo que ayuda a regularlas de manera efectiva.
  • Contar con un líder o administrador con habilidades emocionales desarrolladas. Esto ayuda a mejorar la relación docente-alumno, facilitando un mayor compromiso con el aprendizaje. Por eso es importante tener un enfoque en la salud mental de los educadores y sus administradores para que estén preparados psicológicamente para el momento que estamos viviendo.

¿Qué soluciones pueden tomar los directivos para aliviar el burnout?

Hacer que el ambiente laboral se sienta más humano

Muchos de los detonantes del síndrome del empleado quemado son sistémicos y complicados de solucionar para cualquier directivo, sin embargo, hablar del tema de manera abierta y poner en claro las expectativas que hay sobre el año o periodo escolar, ayudará a que conozcan qué se espera de ellos y evitar estrés de más. Igualmente, es importante que los líderes compartan sus propias luchas. Compartir sus experiencias ayudará a crear conexiones significativas con el personal y generar confianza.

Simplificar y reducir la carga de trabajo

Los directivos deben priorizar las tareas esenciales y poner en pausa aquellas que no son tan importantes. Es una época de cambios e incertidumbre, es momento de tomar la experiencia de los meses anteriores y evaluar qué merece quedarse y qué no.

Adoptar flexibilidad

Es importante descubrir las necesidades de los docentes para cumplir con su trabajo pero no presionarlos con romper récords; hacerles saber que lo esencial es la salud y salir adelante. Para esto, es crucial reconocer las fortalezas de cada docente y ayudarlos a crear planes de enseñanza personalizados.

Trasladado al ámbito familiar, como padres y madres también nos hemos sentido abrumados por el hecho de las clases a distancia, nos agobia el aprovechamiento escolar y al mismo tiempo el balance emocional de los niños y jóvenes que también desde su trinchera conllevan la situación.

Como papás, en muchos de los casos nos hemos convertido en guías escolares de nuestros hijos. En este tiempo hemos aprendido a valorar con más fuerza la presencia física y el trabajo de los profesores y educandos. No cabe duda de que durante la pandemia, padres, directivos y maestros hemos tenido que desarrollar capacidades y encontrar maneras que no imaginamos que existían, lo cual es un hecho indiscutible de que somos capaces como seres humanos de lograr grandes cosas.

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Autor: Paulette Delgado.
Burnout, el efecto de la cuarentena. Artículo original publicado el 28 de agosto de 2020 en el Observatorio de Innovación Educativa.
Observatorio de Innovación Educativa – Tec de Monterrey

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