¿Alguna vez has tenido el infortunio (o fortuna) de ser heredero de alguien? Si tu respuesta es sí, aquí te vamos a dar una guía rápida para evitar que recibas deudas al recibir este tipo de herencias.
Una herencia, contrario a la creencia popular, no siempre significa que vas a tener dinero de una forma fácil, pues al momento de aceptarla, también aceptas saldar las deudas que dejó el finado, lo que se puede volver contraproducente e incluso hacerte pagar más de lo que recibes.
Lo primero a tener en cuenta es que, como ya mencionamos anteriormente, además de heredar los bienes y derechos, también se heredan las obligaciones y cargos, por lo que los interesados pueden ir contra los herederos si estos han aceptado la herencia, y cuando las deudas son superiores a los haberes, los herederos tienen que responder con dinero de su propio bolsillo al pago de las mismas.
Esta es la razón por la que aconsejamos valorar todos los factores con detenimiento antes de tomar una decisión de esta naturaleza, lo que nos da tres opciones:
Aceptar la herencia
La aceptación de una herencia se realiza cuando el sucesor manifiesta su deseo de convertirse en heredero del fallecido, la cual se puede realizar de dos formas:
De forma expresa: esto es, tanto en documento privado como mediante escritura notarial.
De forma tácita: que sucede cuando el fallecido ha dejado en herencia coches, joyas u otros artículos y comienzan a ser utilizados por el sucesor, es una aceptación implícita de la herencia.
La aceptación simple únicamente se recomienda si tiene conocimiento al 100% sobre las deudas del fallecido.
Rechazar la herencia
En caso de optar por rechazar la herencia, se debe realizar un escrito ante notario público en donde se rechace de manera expresa la herencia recibida.
Cabe recalcar que tanto la aceptación como el repudio de una herencia es irrevocable.
Aceptar la herencia a beneficio de inventario
Esta es una solución si no estamos seguros de las deudas del fallecido, y es la forma más fiable de aceptar una herencia sin que afecte nuestros bienes. Es una figura jurídica en donde se produce una separación absoluta entre nuestro patrimonio y el patrimonio que heredamos, y que nos exonera de toda la responsabilidad de las deudas del fallecido.
En caso de haber deudas, se pagarán con los bienes hereditarios, y en caso de que estos no lleguen a cubrirlas, los interesados no podrán reclamar al heredero. En caso contrario, de haber un remanente de bienes al pagar las deudas, este pasa a manos del heredero completamente.
Con este beneficio de inventario logramos salvar varios puntos que una aceptación simple no podría.
Grábate bien todo esto, así la próxima vez que que te ofrezcan una herencia, decidirás de una manera sabia y sin riesgos.